jueves, 7 de mayo de 2009

Abrí


Abrí la ventana tras el atardecer, no antes ni después de ese momento
No entendía como el viento trepaba por los huesos, mis manos y mi vientre.
Correspondía ser un ser nuevo, un nuevo ente entre la maleza lúgubre y transparente
Cerré la ventana tras el amanecer, no antes ni después de ese momento.

Grita me dijeron por entre las persianas de la selva intangible
Por eso entonces, obviamente sin pensarlo, grite
Llora me dijeron por tú triste y perra vida incomparable a la miseria
Entonces, lo pensé, y de nuevo, obviamente, sonreí.

Ahora bien, que es mas hermoso que despertarse cada mañana y ver tu rostro, abrazarte, acariciarte y oler tu piel junto a la mía, dicho con la verdad presente, mi piel junto a la tuya, mimetizada, casi una, nuevamente dulce melancolía de placer indiferente, llorona y taciturna, oí los rezos del pueblo, de la muchedumbre, de las almas ahogadas de tristezas y pecados, oí como el pueblo se regocijaba de penitencias y lamentos, oí la mentira hecha palabra y la palabra utilizada, la palabra te convertirá dicen algunos, el acto te condenara dicen los otros, pero tras las sombras déjame decirte, tras las sombras dijo mi padre, tras las sombras observo mi madre, que las palabras provenían siempre de los mismos hombres.

Abrí nuevamente la pequeña puerta, entro el viento.
Abrí los ojos para ver la luz oscura, caucásica de verdades.
Cerré los ojos de miel, peludos y cariñosos
Cerré nuevamente la pequeña puerta, guarde el amor.

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