viernes, 22 de enero de 2016

Sigo aquí...

En la oscuridad mis ojos no logran ver tu alma, pero la siguen amando como aquel primer día. Hace tiempo no escribía y quizás no era el momento oportuno, de la misma forma hace tiempo pienso en el significado del destino y de si este puede ser doblegado, transformado o destruido, hace tiempo observó nuestro pasado con el cuerpo temblando de miedo por el que creó, veo y siento puede ser nuestro futuro.

En la oscuridad escribo nuevamente de memoria, con distinta música de fondo y con los pies tibios a pesar del frío suelo. La música antes corría por cuenta de la ciudad, hoy corre por cuenta de nuestros hijos, mis pies antes estaban fríos a causa de la época t la falta de cubre piso, hoy los abriga una alfombra elegida desde el amor.

En la oscuridad escucho tu lamento, el llanto de tu alma se mezcla entre las voces de los niños,  ya no se como hacerla reír, ni como hacerla volar, poco se hoy de ti y mucho menos se de mi, sólo se ahora que nada pudo ser distinto, que a pesar del sufrimiento esas voces valen la pena por sobre cualquier otro sonido, más inclusive que mi violín.

En la oscuridad de nuevo escribo, de memoria, o en memorias que poca luz podrían entregarnos, creó que de esas ausencias hemos creado espacios llenos de experimentos seudo científicos, de esos espacios hoy saciamos los vacíos pasados dolentes, repletos de amor, llanto, risas, besos y roses.

En la oscuridad recuerdo el rose de nuestras almas encontrándose en nuestros ojos, ojos que con tranquilidad y sabiduría universal se observan, se estudian y se deslumbran cual magia ilumina el rostro de los niños, recuerdo ese rose astral como si fuera ayer, en ti encontré ese espacio que llenar y ese elemento que llenaba mi propio espacio.

En la oscuridad recuerdo entonces la melancolía de tenerte lejos, de no poder buscar tu mirada en la penumbra, de no encontrar tu piel al otro lado ese mundo, tu mundo, mi mundo, nuestro mundo. Es que las distancias fueron y serán siempre relativas y es que nuestros corazones se conocían de antes, no escribo de conocer los gustos, los colores, los sabores, aromas o canciones, si no de conocer nuestra esencia, nuestro verdadero yo, nuestro verdadero tu, nuestro verdadero encuentro de almas.

En la oscuridad escribo desde el alma, con un poco de tu alma y de pequeñas luces que iluminan y me rescatan, nos rescatan.

En la oscuridad escribo el como de a poco salía de ella, pero sigo aquí en busca de tu alma, esperando, sigo aquí.